domingo, 10 de febrero de 2013

Un contenedor vacío.
Eso soy. La forma de contener
todo lo demás. Solo eso.

Y tú me pegas un trago
como si fuese el peor whisky del mundo.

No te trago -dices. Y aún así
me tragas.

No eres la de antes, la de ahora
no es nadie -escupes al suelo. Porque nadie te importa
y sabes a alcohol de las heridas.
Asquerosa.

Se te enreda la nostalgia en los tobillos
mientras te vas
y la noche que se agacha para olerme
tiene pánico y huye de mí.

Ya es por la mañana.

No tengo resaca, no queda líquido en mi cuerpo
ya tendrás tú resaca de mí.
Yo solo estoy pegajosa de dios sabe qué
pero no era whisky
era dulce
y me levanto vacía a por agua a la ventana
esperando que me llueva cualquier cosa
pero algo
mientras las 6 de la mañana
el frío y las palabras
me van calando.