lunes, 30 de septiembre de 2013

lúcida

Oh, estaba loca por él
pero aquel día quise irme
y no me fui.

Una herida en la existencia hecha con agujas de reloj
lo sucedía todo en un
eterno presente lleno
en el fondo
de vacío.
            
Tan loca que
desatado cualquier cabo de mi sexualidad
volvía a atarlos todos
como si no hubiese otro ser suficiente
para ninguna otra cosa.

Todo era alucinónego
suprahumano
si follábamos
pero luego
no quedaban ni los restos
solo yo
desquiciada.

Pero me quise ir, a lo más profundo, y me quedé.
Todo lo que vi entonces fue su reflejo
y llegué a intuir
cosas que no podía ver.

(Completamente lúcida).

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