era para mí tan inconcebible
la lluvía tomándose las diligencias necesarias...
estar muerto es saber donde se está
y ella no tenía miedo alguno de borrar los caminos
de regar las flores cubrirlas de barro
revolver los picos de la gravedad rompiéndose en cada uno de sus espejos
cristales, cristales...
todo son cristales
reflejando ya quién sabe qué cosas
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