desde que ese extraño vino las luces se entienden de manera agradable a la vista
el que fuese alicaído, tal como estaba el ojo
mostraba su rotación olvidándose
la lluvia, tal como estaba, sonaba el pozo suplente
abriendo su gracia: florecillas encantadas
no dormíamos ante estas vértebras
que sostenían el deseo del ser así asombrándonos
como nos asombra
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